lunes, 3 de enero de 2011

Mis años en la universidad, “confesiones de un muerto”

En el subte 
un pantalón
con manchas de barro
se refriega contra la vagina
de una joven universitaria
¡no huya querida!
¡es sólo un pene!

Sueño en el examen:

una dama
con las pestañas pegadas
a la mugre del espejo
ha comprendido
la locura de los que juegan con ella

un silbido fino del futuro traidor que
¿te hará lavar su caca?

Finito, finito, finito:

el pulso del profesor
los comentarios de los buenos chicos con barba
las risas
los chicles pegados
las mentes despiertas
los anos sucios
la confianza

¡y él! el más comprometido con la causa
usa corbata

‒Para mí, el bueno es el que tiene barba.
‒No, par mí, no. Estoy seguro que es el que usa corbata.
‒¿Usted que opina profesor?
‒Que estudien, porque van a seguir reprobando.
‒Pero, hay cosas peores que reprobar un examen.
‒Sí, peor es darle la misma importancia que comprar un lavarropas.

Podemos descasar organizando una salida entre amigos:

que joven sos
que educada sos
que perfecta sos
que buena sos
seguro que me sacás
lo más preciado que conseguí:
la soledad

Pasame tu resumen muchacho responsable:

de tu resumen haré otro
y otra persona hará otro
y así sucesivamente  
hasta que no quede
nada
ahora que te miro bien
tenés la cara algo resumida

¡Te recibiste! ¡a festejar!

Lo inmediato:
huevos
abrazos
amigos
familia

En el entretiempo:
trabajo
el salario mínimo
¿tu mujer no tiene ganas de coger?
¿de quién es ese niño?
¿acaso has salido
del vientre de tu madre?
O
¿acaso has salido de los dedos
del público?

Muerte:

necesito recordar
lo que he odiado
este lugar
no me trae más
que míseros buenos recuerdos




No hay comentarios:

Publicar un comentario