martes, 7 de diciembre de 2010

Poema realizado y leído en clase por el jefe de cátedra de literatura francesa

es de adulto pensar y saber
que Papa Noel lleva una zanahoria
atravesada en el ano
y que existe.

es de adulto pensar y más, sentir y mirar
que todos tus amigos
son engañados por sus mujeres
y vos no

y Papa Noel existe
adulto y audaz, vos y él

y es audaz eclipsar el presente
y de adulto abrazarlo

¿Papa Noel es adulto?

es adulto aceptar que la adultez tiene dos formas:
forma zanahoria y forma ojete.

domingo, 28 de noviembre de 2010

CARMEN

Déjeme pensar madre mía
que usted tiene
algo de maldad

porque si no mi corazón
se enviciará en la  búsqueda
de tanta generosidad y amor

en un mundo
en dónde las caras refinadas
y los ojitos claros son la imagen
de la felicidad

déjeme pensar madre mía
que yo a usted no le importo
déjeme imaginar que ambos tuvimos 20 años
y nos encontrábamos perfumaditos
para ir a ver al Polaco Goyeneche

déjeme tomar una
copa más de vino
que le juro no me hará
más daño que el que
me hacen los hombres 

martes, 23 de noviembre de 2010

La pata ancha de la mentira “la muerte como respuesta”


Cerca de la una de la tarde nos encontramos con Mohamed en el pasillo al lado de la oficina del doctor chicharrón, (apodo con el cual suelen llamarlo a mi jefe) Me pidió fuego para encender su cigarrillo y me dijo:
‒¿Sabías quién se va de la empresa?
‒No.
‒Se va el doctor chicharrón.
‒¿De verdad deja la empresa?
‒Sí. La semana pasada mientras revisaba el armario encontró un sobre cerrado, no aguantó la tentación de abrirlo. Era el recibo de sueldo del idiota de Mudi. Aparentemente éste es mucho más elevado que el suyo y, como vos sabés bien, él es el jefe y normalmente debería ganar más, pero eso no importa AMIGO, lo más importante es que por fin se va del hotel esa pelota de grasa que me tiene los huevos llenos.
‒De todas formas a mí me preocupa más el que viene, que el que se va ‒dije yo, un poco desganado.
‒Mientras no sea ese estúpido máquina de tragar hamburguesas, cualquiera está bien AMIGO.
Volví a mis tareas con la cabeza puesta en el destino del doctor chicharrón. Seguramente un tipo que habla 4 idiomas a la perfección no tendrá problemas para encontrar un empleo, entonces, ¡a la mierda con eso! debería preocuparme por mí, por mi pasividad, por mi distracción. Necesitaba un poco de soledad, así que me fui al comedor de personal a buscarla. Cuando llegué estaban charlando el doctor chicharrón y Gutiérrez, un buen tipo que limpia los baños. La conversación pasaba de cómo iba a ser el pronóstico del tiempo a la cantidad de trabajo que habíamos soportado días atrás. Sin ningún tipo de sentido aparente a Gutiérrez se le ocurrió preguntarle cuándo había sido la última vez que había cogido, él le contestó muy serio, que nunca habla de su vida privada. Yo reí poniéndole un poco de gracia a su incómoda pregunta, el doctor chicharrón seguía serio, y yo seguía sin encontrar la soledad que había ido a buscar. Me alejé un poco, puse un par de monedas en la cafetera y sonó mi vip, “ir a la habitación 1812”.
Ahí andaba yo, moviéndome de una habitación a otra, revisando siempre la misma cara en los espejos de los ascensores, una cara teñida de cansancio, una cara algo triste con pequeños pelos que sobresalen de la nariz, cabellos blancos achicharrados como plástico quemado saliendo detrás de mis orejas, gestos de un actor que trabaja encerrado en una caja levadiza que transporta millonarios, teniendo de vez en cuando la grata sorpresa de un grano lleno de pus para estallarlo en los vidrios de la espera. O tal vez un pequeño pedo que recorra 18 pisos y me lleve con su aroma a las profundidades del ano de una mujer brasilera que me propone asistir al famoso congreso de “anos firmes, suelte todo” en Río de Janeiro. Me quedan sólo 2 pisos para que se abra la puerta de la realidad insultante y provocadora, pero ya está, ¡llegué! Y ahora el ascensor debe bajar, lo hace más rápido, las ideas y fantasías rasguñan mi cara como si tuviera 4 gatos en brazos, y deformo mi rostro con una inmensa sonrisa. Estoy afuera de la caja y el olor a pedo ya no es mío, las personas van y vienen, llego a la puerta y respiro hondo, levanto la cabeza, y como una computadora programada, empiezo una vez más; bonjour madame, bonjour monsieur, bonjour, bonjour, bonjour
Estaba terminando el turno de trabajo cuando recibí una llamada de Mohamed que había terminado de trabajar por la tarde.
‒¡Hola argentino! estamos con el señor jefe en la cervecería de la estación de trenes, ¿Venís?
‒Ok, termino en media hora y voy para allá.
Me intrigaba demasiado cómo sería la actitud de Mohamed frente al doctor chicharrón fuera del hotel. Hacía un año y medio que yo trabajaba con ellos y puedo asegurar que Mohamed no dejó pasar ni un día para criticarlo duramente. En la cervecería estaban ambos muy compenetrados en una charla que me confundía enormemente.
‒Comprendo lo que decís, si Mudi gana más que vos es normal que te quieras ir, pero te prometo que yo voy a hablar con el director para que encuentre una solución ‒le decía Mohamed a mi jefe. Parecía otra persona. Yo estaba completamente desorientado, no podía aguantar la situación.
‒Tenemos que hablar con el director para que no se vaya ‒me dijo Mohamed, con cara de preocupado. Mi jefe lo miraba con gestos de agradecimiento, tenía los cachetes rojos como un tomate a causa de la gran cantidad de cerveza que había tomado. Poco tiempo después decidí irme a mi casa, saludé al doctor chicharrón sin saber que aquella sería la última vez que lo vería. Mohamed le propuso llevarlo hasta su departamento.
Al día siguiente llegué al hotel y le pregunté a Mohamed si ya había hablado con el director.
‒No hablé, ni pienso hacerlo, lo de ayer sólo fueron palabras de cerveza ‒me dijo.
La noticia me conmovió llegada la tarde. El doctor chicharrón salió despedido por el parabrisas de su auto tras chocar contra el muro de una iglesia mientras iba al hotel. No puedo sacar de mi cabeza la carita de su madre mientras lo velaban, una pequeña anciana con las expresiones más tiernas y conmovedoras que jamás haya visto. Después de saludar a su madre salí a la puerta y me lo encontré a Mohamed. Sus ojos estaban abiertos como un búho, me puso la mano en el hombro y dijo:
‒Se fue un gran hombre, un gran AMIGO.  

La pata ancha de la mentira “público”

golpeando mi cabeza
respondiendo sólo a las empresas
de pata ancha reventándola en mi sien

que señala con el dedo a los putos
a los drogones, a los padres sin sueños
a las madres solteras 
a los negros:

“sabe usted señora, antiguamente,
yo no veía estas caras por mi barrio”

que dibuja la realidad
con punta de bala
matándome con sus besos en la frente
suprimiendo mi creencia en el amor

que te abraza si le conviene
con la mentira a cuestas
como único medio de autosuperación

martes, 2 de noviembre de 2010

Nunca han sido mías


Hay mujeres que ríen y lloran, y no son graciosas ni sufren.
Hay mujeres que me echan del sillón y días después me tiran un pedazo de carne fría y vuelvo a caer en el fondo del guiso extraño de la vagina, paredes de sangre con venas gruesas que combinan  colores, que revientan en espuma de semen viejo.

Hay mujeres que maman la patria del siglo nuevo, sin pasado, sin miedo a los virus del pene enfermo, sin miedo a la bolita de sangre del futuro feto.

Hay mujeres que me insultan por no tener sueños, por no colocarme una corbata y jugar al juego de la metódica vida empresarial.

Hay mujeres que leen mis poemas y piensan: –Interesante, pero pobre enfermo, va directo al fracaso.

Hay mujeres que son vaginas de piedra y se hurgan el clítoris evitando el sometimiento de la penetración, evitando la saliva del hombre triste sin sexo. 

Hay mujeres que van a la iglesia y piensan en un dios desnudo y masoquista con una billetera gruesa, un dios lleno de poder y riquezas y con corbata y con empresa.

Hay mujeres que me lavan la ropa y las confundo con mi madre y después me dejan y me acuerdo que no se parecen nada a mi madre.

Hay mujeres que se casan y tienen maridos, luego tiene hijos y dejan de tener marido.

Hay mujeres que piensan que de la variedad de semen nace un hombre perfecto, que de la variedad de semen yace la máxima experiencia sexual.

Hay mujeres que se derriten en el brillo del paño de una mesa de pool y cantan gruesas gotas de whisky en la mas intensa suavidad de la noche.

Hay mujeres que nunca han sido mías, sólo pertenecen a otros, sólo a esos tipos con los que hablo muy poco. 


Descalzos y suicidas



Nadie lo percibe, es un choque inevitable. Personajes con perfil griego mezclan sudor homosexual con cálculos de desarrollo bimestral.
A mi izquierda, hombres africanos con zapatillas nike sueñan con andar descalzos sin sufrir hambre.
Gustos y olores varios no conforman, ni logran generar una unidad terrenal, ni amor por la camiseta.
Las campañas advierten que todos los suicidas avisan por lo menos una vez. Pura mentira, puro ruido inútil.
Los rumanos sentados en la mugre mueren cada día pidiendo los restos de comida que deja una pendeja francesa que huele a carne sucia y perfume.


Dorado


¿Cómo estás? ¡Que frenético olor a putas tenés! Nunca te he dicho lo que me gusta eso de vos. Te pido por favor que tomes más alcohol, que te arrastres por el mundo de los miserables, así yo, nunca te diré que no.
¿Por qué te reís y me manchás la pared con sangre?
Que extraños son esos torpes movimientos. No entiendo la cantidad de gente que te quiere, son enfermos.
Te he visto caminar, parecías drogado, te amo, pero no me importa.
Mostrame, movete, jugame. Me olvidaré de vos, al igual que olvidé al mas triste de los ilusionados.

Los solos

Nuestros amados solitarios nos solicitan una mirada de reojo. Su dirección es usurpada cada milésimas de segundos por los otros. Dirección fija, y mente sin hogar, tentados por la manipulación de los organizadores del crimen, pintan plazas y parques con su vacío. Recogen las penas que deja el que les miente, el que los ama, el que los mira. Desconfiada y bien escuchada sera cualquier información sobre el futuro. 

Tira la plaza (convivencia y palomas)


Hola mi amor, ¿qué tal? ¿Cómo te fue hoy?

Bien, vah… en realidad fue un día terrible. Los productores nos condicionaron aun más con los precios, buscan asustarnos, lo sé, pero el aumento es inevitable. Ellos lo justifican de acuerdo a la situación del mercado global, y en parte tienen razón.


¿Y vos mi vida? ¿Mucho trabajo?

Todo es complicado cuando las chicas no se organizan.

Le dije a Reina que no picotee más las migas que deja Ramón traje rojo en el rincón de Palomo blanco.

¿Acaso Palomo blanco conoce a Ramón traje rojo? ¿Es que Ramón traje rojo roba migas de pan blanco solo para Palomo blanco?

Me agaché y coloqué mi cabeza al borde del primer rayo solar que diseñaba dialogo en el atardecer. Le hablé a Palomo blanco, pero padece el mismo problema de casi todas las palomas, nunca se queda quieto. Le dije, ante su evidente enojo, que Reina no actuaba por maldad, que solo quería alimentarse. Ella es una paloma joven y la juventud despierta curiosidad por todo.

Le expliqué, que Reina veía en el rincón escogido por Ramón traje rojo, un lugar prohibido, por eso se apoderaba de las migas. No es casual que allí mismo se baile la danza de la caca blanca, tampoco es casual que allí nadie piense en patear a las palomas.

‒Tenés que entender -le dije. Ramón traje rojo, escoge un lugar donde depositar las migas para obtener reconocimiento. Él ha agotado casi todas las posibilidades de libertad, solo en ese pequeño rincón respira, siente placer cuando se inclina esperando tu llegada. ¿Me entendés Palomo blanco? ¡Quedáte quieto por favor!


Cuando terminé de hablarle a Palomo blanco, volví a casa porque te extrañaba mi amor.

Ahora, ya es hora de cenar. ¿Qué vamos a comer mañana?






Yonqui europeo y sureño

Yonqui europeo:
La miel fresca que reaviva tus instintos de hombre sano mancha la nariz de tu perro lamiendo la poca sangre que desperdician tus venas. Perro amigo que te ayuda a aumentar tu cuota mensual de dinero. Caminatas llenas de imágenes vivas y mentoladas, se van cortando en pequeñas porciones de tiempo, acorraladas por falta de aire y de olor a muerte. La cerveza pegada a tu mano como la aguja enterrada en tu médula. Fuiste joven europeo con un porvenir glorioso en el interior de tus bolsillos, ahora sos yonqui máximo investigador de las relaciones amorosas entre las estrellas y el desecho metálico del universo.


Yonqui sureño:
Amanece sin esperanza en el barrio del todo se puede, despertador marcando la hora de salir no sabiendo muy bien si se vuelve. Desinterés absoluto por el entorno no habiendo nada más para hacer. Lo más sensato será gastar centavos en desechos del mundo moderno para ingerirlo como fórmula de la felicidad. No hubieras cambiado tu vida para ser otro, porque los otros tampoco la pasan demasiado bien.