Nuestros amados solitarios nos solicitan una mirada de reojo. Su dirección es usurpada cada milésimas de segundos por los otros. Dirección fija, y mente sin hogar, tentados por la manipulación de los organizadores del crimen, pintan plazas y parques con su vacío. Recogen las penas que deja el que les miente, el que los ama, el que los mira. Desconfiada y bien escuchada sera cualquier información sobre el futuro.
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