Déjeme pensar madre mía
que usted tiene
algo de maldad
porque si no mi corazón
se enviciará en la búsqueda
de tanta generosidad y amor
en un mundo
en dónde las caras refinadas
y los ojitos claros son la imagen
de la felicidad
déjeme pensar madre mía
que yo a usted no le importo
déjeme imaginar que ambos tuvimos 20 años
y nos encontrábamos perfumaditos
para ir a ver al Polaco Goyeneche
déjeme tomar una
copa más de vino
que le juro no me hará
más daño que el que
me hacen los hombres
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